Hay platos que no solo alimentan el cuerpo, sino que también despiertan los sentidos con cada detalle, y esta ensalada templada es uno de ellos. La lechuga, ligeramente dorada en la sartén, se encuentra con la dulzura de la cebolla morada pochada y el crujiente de los frutos secos, creando una sinfonía de texturas que bailan en tu paladar. Con un toque de queso Idiazabal rallado y una vinagreta que une todos los sabores, esta receta es un recordatorio de cómo los ingredientes más simples pueden transformarse en una experiencia de puro deleite y nutrición.
Ingredientes:
- 2 cogollos de lechuga
- ½ cebolla morada en juliana
- 2 cucharadas de frutos secos y unas pasas
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharada de vinagre de modena
- Sal maldon
- Semillas de cáñamo y pimienta negra
- Queso Idiazabal rallado
Preparación:
- Pochar la cebolla con una pizca de sal hasta que este dorada y reservar.
- Quitar las hojas mas verdes de los cogollos de lechuga y cortar por la mitad. Poner aceite de oliva en una sarten y cuando observes que esta caliente pones los cogollos partidos por la parte cortada hacia abajo unos dos minutos y luego das la vuelta 1 minuto y fuera
- Para la vinagreta en una tabla trocea fino los frutos secos (Anacardos, almendras y pistachos).
- Ahora colocas los cogollos en un plato y pones todos los ingredientes por encima en forma de aliño mas el queso Idiazabal rallado.
Al colocar esta ensalada en tu mesa, los colores vibrantes de la lechuga templada y las pasas se mezclan con el aroma ahumado del queso Idiazabal, invitándote a saborear cada bocado con plena atención. Es un plato que habla de equilibrio, donde lo cálido y lo fresco se entrelazan para ofrecerte un momento de pausa en medio del día. Esta creación es un pequeño lujo cotidiano, un gesto de cuidado hacia ti mismo que nutre tanto el cuerpo como el espíritu con cada ingrediente elegido con intención.
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