En las cocinas ancestrales de la India, el Mung Dal era considerado más que un simple plato – era medicina líquida, un bálsamo para el sistema digestivo y el espíritu. Cuando las especias danzan en el aceite caliente, tu cocina se transforma en un templo de aromas que despiertan memorias antiguas. Este plato, tan simple en su esencia pero tan profundo en su sabiduría, nos recuerda que la verdadera nutrición comienza cuando honramos cada ingrediente como un regalo de la tierra. Los pequeños porotos mung, humildes en apariencia pero poderosos en nutrientes, son los protagonistas de esta danza dorada que alimenta tanto el cuerpo como el alma.
Ingredientes:
- 2 tazas de poroto mung brotados
- 4 tazas de agua
- 2 cdas de aceite de girasol o maíz
- Jengibre fresco del tamaño de un diente de ajo grande (picado fino como si fuera ajo)
- Cúrcuma en polvo 1/2 cdita
- Comino en polvo 1 cdita
- Coriándro en polvo 1 cdita
- Asafoétida 1 pizca (opcional), o media cebolla (picada fina)
- 1/4 de limón
- aceite de oliva
Preparación:
- Poner en remojo los porotos la noche anterior si NO están brotados. Si están brotados, se usan directamente en el paso 3.
- Entibiar el aceite y poner el jengibre y la cebolla picadas. A los dos minutos de cocción agregar la cúrcuma, el comino, coriándro y la azafoétida y revolver bien para que todo el aceite se impregne de las especias dos minutos mas. Este paso es importante porque es una de las bases de la cocina hindú, el aceite hace de conductor del sabor y propiedades de las especias. Se suele usar Ghee, pero estamos haciendo una versión vegana.
- Agregar el agua y los porotos y tapar. Cocinar a fuego moderado-bajo por 30 minutos hasta que los porotos estén blandos.
- A ese tiempo gran parte del agua se evaporó, agregar un chorrito de oliva y servir en platos, y en el plato agregar las gotas de limón, o… antes de servir procesar un poco con minipimer u otra procesadora, para tener una versión mas cremosa (como me gusta a mi).
Mientras el Dal reposa en tu plato, observa cómo el aceite de oliva dibuja patrones dorados sobre su superficie, recordándonos que la belleza vive en lo simple. Cada cucharada es una invitación a ralentizar, a sentir cómo las especias despiertan tu agni (fuego digestivo) y cómo los porotos mung, con su sabiduría milenaria, nutren cada célula de tu ser. Este es el tipo de alimento que no solo alimenta el cuerpo, sino que también calma la mente y eleva el espíritu.
¿Sientes el llamado de la cocina ancestral? Acompáñanos en este viaje de descubrimiento donde cada receta es una puerta hacia la sabiduría ayurvédica. Juntos, aprenderemos a transformar ingredientes simples en medicina para el ser integral.
Muchas gracias,
Bendiciones,
Deseo que te guste. Y recuerda:
El verdadero cambio empieza desde el interior.

